Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC)

El pasado domingo se distribuyeron cinco millones de folletos de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) en varios periódicos nacionales. El documento contenía algunas recomendaciones educativas dirigidas a padres y estaba redactado en un tono moderado, razonable y ausente de alarmismo. Como la alegría en la casa del pobre, lo que parecía un cierto cambio de tono en los mensajes de la FAD ha durado muy poco.

Apenas unos días más tarde, algunos periódicos (los pocos que aún toleran la reiteración y el catastrofismo que caracterizan a las intervenciones públicas de Ignacio Calderón, director de la fundación) se han hecho eco de unas declaraciones que nada nuevo aportan a lo que viene repitiendo sin variaciones desde hace años.

Es sorprendente que, mientras la FAD invita en su documento a "superar la tentación de situar los conflictos en grupos concretos", especialmente los más jóvenes, su director no deje pasar una sola ocasión para asociar drogas y adolescentes, falseando si es necesario los datos sobre edades de inicio al consumo (que, según Calderón, sería de 13 años y no los 14,7 que indican los estudios oficiales para el cannabis).

Tampoco es comprensible que este señor incida una y otra vez en la idea de que el consumo de drogas es algo generalizado entre la juventud, no sólo porque no es cierto, sino porque el "todos lo hacen" puede llegar a convertir a las drogas en un elemento de integración dentro del grupo de iguales. Y si desde la propia FAD se ha insistido a menudo en que el recurso al miedo no sólo no es eficaz, sino que puede llegar a ser contraproducente, Ignacio Calderón recurre al miedo rutinariamente, al tiempo que se lamenta por que estas tácticas no surtan efecto: "La sociedad española -en opinión de Ignacio Calderón- no tiene nada claro de qué estamos hablando. Se asusta mucho, pero el susto no dura más de cinco minutos. Las drogas actuales no asustan, crean confusión". Para confusión, la que generan estas contradicciones palmarias, señor Calderón.

Ya va siendo hora de que la FAD prescinda de alguien que se obstina en hacer caso omiso de sus propias directrices. Y también sería deseable que la Fundación opte de una vez por todas por aplicar estas recomendaciones (que en muchos casos estaríamos dispuestos a suscribir) a sus campañas de propaganda, que durante muchos años se han basado casi exclusivamente en meter miedo y en asociar las drogas a niños y jóvenes. Da la impresión de que no son sólo los adictos a quienes les cuesta mucho cambiar de hábitos. Desde la FAC (con "C"), ofrecemos a la FAD nuestro sincero apoyo para emprender un cambio que cada día es más necesario.

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Etiquetas: Cantinflas, FAD, Ignacio Calderon

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