Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC)

Es muy común, especialmente entre los medios de comunicación de la derecha, contraponer las restricciones a los fumadores de tabaco con una imaginaria lenidad con las drogas ilegales, y más concretamente, con el cannabis. La última declaración en este sentido proviene de Manuel Molina, director gerente de la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid, quien se expresaba de esta forma en un artículo publicado en ABC:

«Así, los especialistas creen necesario incidir en las graves consecuencias del consumo de la marihuana, cuyos efectos negativos se subestiman en demasiadas ocasiones. "Incluso la nueva ley del tabaco puede ser más restrictiva ahora que todo lo relativo al cannabis", explicaba Manuel Molina, quien achaca el aumento de consumo adolescente a los cambios que ha sufrido la estructura social y al nacimiento de nuevos hábitos.»

Nada más lejos de la realidad. Se puede comprar tabaco sin otra restricción que la mayoría de edad en miles de establecimientos; se puede fumar tabaco en la calle, en bares, en parques, playas y multitud de sitios; a nadie le multan por llevar encima un cigarro, un paquete o diez cartones de tabaco. Los tabacómanos no se ven obligados a acudir al mercado negro o a plantar ellos mismos su droga favorita para abastecerse. Es más, en la Comunidad de Madrid, la presidenta ha levantado algunas de las restricciones que pesan sobre el uso de tabaco en el resto de España, algo que interesadamente olvida Molina.

Por contra, se sigue ejerciendo una persecución feroz contra los fumadores de cannabis, que no podemos consumir este producto en ningún lado (fuera del domicilio particular) sin exponernos a una multa de 300 euros para arriba; multa que, por cierto también te puede caer encima a nada que a un picoleto con ganas de tocar los huevecillos (o de fumar por la cara) te registre ilegalmente y te encuentre una minúscula china en el bolsillo (60.000 multas anuales por posesión o consumo público). Por último, no existe una forma legal de abastecerse de cannabis, y de ello dan buena prueba las 8.000 detenciones anuales por venta o cultivo que, año tras año, llenan nuestras cárceles de delincuentes imaginarios.

No estaría mal que al cannabis se le aplicara el mismo estatus legal del que disfruta el tabaco, con todas las restricciones, advertencias y limitaciones que se quiera, a pesar de que las labores del cáñamo no han matado a nadie en 5.000 años de uso mientras que al tabaco se le atribuyen 55.000 muertes anuales, sólo en España.

Mientras tanto, sería de agradecer que los responsables políticos y los medios de comunicación que difunden estas patrañas se cortaran un poquito, pues sólo la ignorancia o la mala fe pueden justificar la afirmación de que los fumadores de tabaco están más perseguidos que los de cannabis.

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Etiquetas: adoctrinamiento, cannabis, mitos

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